Reflexología Podal

Siempre viene bien tener remedios caseros a mano para evitar problemas de salud o para disminuir sus efectos, pero muchas veces se hace necesario el ponerse en manos de un profesional que nos dé un empujoncito cuando lo necesitemos. Por eso hoy quería dedicarle un apartado a una terapia de la que soy conocedora y practicante asidua.


La reflexología podal es una técnica terapéutica que se basa en la estimulación de determinados puntos sobre los pies, llamados puntos reflejos. La presión o el masaje sobre estas zonas reflejas producen efectos específicos en otras partes del cuerpo.


Un poco de historia y los orígenes de la reflexología podal

Está considerada como una técnica milenaria, teniendo sus orígenes en China, Egipto y en antiguas tribus de los EEUU. Los egipcios descubrieron que había zonas y órganos del cuerpo que tenían un punto reflejo en las plantas de los pies y que al estimular estos puntos se producía una sensación de alivio. De hecho, existen papiros egipcios del 2000 a.C. en los que se representan personas aplicando masajes en los pies. 

Los indios Cherokees de Carolina del Norte (EEUU), aplicaban masajes sobre los pies como parte de una ceremonia sagrada, pues creían que los pies al ser nuestro contacto con la tierra formaban también parte de las energías que fluyen de ella.

En 1913, William Fitzgerald, médico jefe del departamento de otorrinolaringología del Hospital St. Francis de Connecticut (EEUU), empezó a investigar la reflexología. Estaba interesado en la hipótesis de la acupuntura, que sostiene que el cuerpo humano se halla atravesado, en sentido longitudinal, por diez meridianos, que lo dividen en otras tantas zonas, cada una de ellas ocupada por determinados órganos cuyo «reflejo» se encuentra en los pies y las manos. Otro médico, el Dr. Joseph Shelby Riley ―que también desarrollaba esta práctica― hizo los diagramas y detalló los dibujos y la localización de los puntos reflejos en los pies. El Dr. Riley entabló conversación con la masajista estadounidense Eunice Ingham. Ingham abandonó su trabajo en el hospital para dedicarse por completo a la reflexología. Escribió varios libros, entre ellos “Historias que los pies podrían contar”, y confeccionó el primer mapa reflexológico con las correspondencias entre los órganos y las distintas zonas en la planta de los pies.



Sus beneficios

La reflexología podal elimina los bloqueos del flujo energético del organismo, normaliza el flujo sanguíneo y linfático en diversas zonas, aportando de este modo más oxigenación a los tejidos y eliminando desechos. Por este motivo, tras una sesión de reflexología se pueden dar reacciones neurovegetativas como un incremento en la sudoración, secreción mucosa nasal o vaginal, lagrimeo, aumento de las micciones o defecaciones, etc. Todo esto es normal, forma parte del proceso depurativo y cesa en pocos días.


Indicaciones

Prácticamente cualquier enfermedad o desorden se puede tratar con reflexología, todo dependerá de la gravedad de la patología en cuestión.  El principal problema que se trata habitualmente tiene que ver con el sistema nervioso, ya que en muchas ocasiones hay trastornos físicos causados por estrés.  También es muy beneficioso para el sistema circulatorio, tratando problemas como piernas cansadas u hormigueo en las extremidades. Al actuar sobre el sistema linfático, activa nuestro sistema inmunológico. Asimismo, se obtienen muy buenos resultados con problemas de espalda y también de estreñimiento.


Contraindicaciones

Aun tratándose de una terapia holísitica, hay determinadas patologías que es mejor no tratar con reflexología y dejarlas en manos de expertos. Problemas de salud como la osteoporosis, patologías coronarias complicadas, historial de trombosis  y embarazos de riesgo no serán tratados con esta técnica. Igualmente, conviene no aplicarla en procesos infecciosos agudos o en estados febriles, y, obviamente cuando existe algún traumatismo o herida en el pie. 



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